Su lugar de nacimiento pudo ser Antioquia, Nicodemia o Heliópolis
por lo que se la llamó Bárbara (en latín y en griego significa “extranjera”).
Su fecha de nacimiento y martirios varía mucho según los datos con un margen de
casi 100 años (del 230 al 320)
Hija de un hombre rico seguidor de Dioses paganos llamado
Dióscoro, quien construyó una torre por miedo a que los hombres se sintieran
atraídos por la belleza de la chica.
Hay distintas versiones de cómo recibió el bautismo: la aparición
de San Juan Bautista, el sabio Orígenes, el propio Jesucristo e incluso que fue
ella misma quién se bautizó en la piscina de su casa.
Él obsesionado con la idea de casarla, se va a otro país por un
tiempo ante las negativas de su hija. Ella aprovecha esa ausencia para colocar
una cruz en el baño y añadir otra ventana más a las dos que ya tenía la torre,
como símbolo de la Santísima Trinidad. (Padre, Hijo y Espíritu Santo)
Cuando en el 235 su padre vuelve del viaje, entra la entrega al
Gobernador Marciano cuando descubre la nueva construcción de las ventanas y su
motivo.
Al encarcelada, apalearla y torturarla durante días y aun así
mantener su posición, el juez decide decapitarla. Su padre la secuestra antes
de que el juez ejecute su sentencia y se lleva a la cumbre de una montaña.
Mientras ella reza junto con otra mártir llamada Juliana para que los pecadores
sean perdonados, su padre la decapita.
La historia cuenta que cuando Dióscoro bajó la montaña fue fulminado por un
rayo.
Invocada contra la muerte repentina, por el rayo que mató a su padre, y patrona de militares artilleros, mineros y profesiones relacionadas con la pólvora y el fuego.
Patrona
también de los arquitectos, albañiles y constructores por la remodelación de
las ventanas de la torre.
Representada
al principio con un pavo real. Para algunos como símbolo de inmortalidad, para
otros porque el padre la azotaba. Unas historias cuentan que las cuerdas con
las que el padre azotaba a Bárbara se convertían en plumas de pavo real al
entrar en contacto con la piel, haciéndole cosquillas. Otras que eran plumas de
pavo real entrelazadas con las que el padre la castigaba.
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